jueves, 7 de mayo de 2015

El anillo del rey Salomón, de Konrad Lorenz

Ediciones Irreverentes publica la obra del etólogo y Premio Nobel de Medicina Konrad Lorenz: “El anillo del rey Salomón”. 
Konrad Lorenz, afirmó, con cierta ironía, tras vivir dos guerras mundiales: “Creo haber encontrado el eslabón perdido entre el chimpancé y el hombre civilizado; somos nosotros”. Lorenz es uno de los padres de la etología o ciencia del comportamientos; una reciente disciplina surgida de la biología, que logró reconocimiento universal tras el Premio Nobel recibido por Lorenz.
“El anillo del Rey Salomón” es una obra de gran interés, en la que hace un estudio sobre la comunicación y la violencia en los animales, así como su relación con el ser humano. En muchos casos, las consecuencias que obtiene en sus estudios con animales son extrapolables al hombre. Si se pone en una situación similar a animales de una misma especie se verá que mantienen comportamientos similares a los que podríamos llamar formas estables de comportamiento. En los grupos de animales, como en los humanos, hay jerarquías, déspotas, enfrentamientos territoriales o por una hembra, y signos/mensajes invariables para cada necesidad, lo que podríamos llamar un lenguaje. El libro analiza los comportamientos animales en dos aspectos claves: comunicación y violencia, aspectos en los que no difieren tanto del ser humano como se podía pensar.
Lorenz utiliza con acierto la leyenda según la cual el rey Salomón podía mediante el uso de un anillo comprender el lenguaje de los animales y ser entendido por ellos. Sin ningún anillo, con la simple observación, se puede comprobar cómo es posible entender los lenguajes de los animales y descubrir como algunos de los considerados más frágiles pueden convertirse en los animales más despiadados de la creación, lo que no es sino una metáfora de cómo los seres humanos pueden convertirse en asesinos o en líderes políticos capaces de organizar una guerra tan sólo porque han perdido los mecanismos de inhibición de la violencia que poseen animales de tan escasa buena imagen como es el caso del lobo.
Konrad Lorenz afirma: “Sólo hay un ser que dispone de armas que no han crecido con su cuerpo y de las cuales nada saben en sus formas innatas de comportamiento; de aquí que no existan las consabidas y eficaces inhibiciones. Este ser es el hombre. Incesantemente aumenta el poder mortífero de sus armas. Sin embargo, los instintos y las inhibiciones innatas necesitan para desarrollarse, espacios de tiempo comparables a los que se requieren para adquirir nuevos órganos, o sea, períodos de una longitud tal que sólo están acostumbrados a ellos los geólogos y los astrónomos, pero de ningún modo los historiadores. (…) Día vendrá en que cada uno de los contendientes será capaz de aniquilar al adversario. Puede llegar el momento en que la Humanidad se encuentre dividida en dos bandos con estas características. ¿Nos comportaremos entonces como las liebres o como los lobos? El destino de la Humanidad dependerá de la forma en que se resuelva esta pregunta. Existen motivos de preocupación.”
Más información en Ediciones Irreverentes   http://www.edicionesirreverentes.com/raraAvis/anillo.htm